jueves, 12 de septiembre de 2013

COMER FUERA DE CASA CON NUESTRO BEBÉ

Un programa muy común en nuestra sociedad, basta con elegir el lugar donde queremos ir y listo, en pocos minutos… ¡La cena está lista! Restaurantes hay por doquier. 
 
La odisea comienza, cuando sales a comer a un restaurante con tu hij@ en brazos y no encuentras una silla especial para bebés en donde puedas sentarl@ cómodamente y con la seguridad del caso. Ya sea porque en dicho restaurante no hay, porque las sillas que tienen están en su totalidad ocupadas o en el peor de los casos están dañadas e inservibles. Es en estos casos cuando pasan varias ideas por tu cabeza acerca de cómo dar solución a esta situación y así pasar una deliciosa velada con tu familia. 

En nuestro caso particular, cuando esto nos sucedía lo primero que hacíamos era llamar al encargado del establecimiento el cual nos manifestaba con mucha pena que las sillas para bebés estaban ocupadas y que debíamos esperar a que alguien no la necesitara más, así que mientras ordenábamos la cena, sentábamos a nuestro bebé en las piernas colocando especial atención en aquellas sillas de bebés que estaban en ese momento ocupadas con el fin de identificar la primera que quedara libre (era como montar una especie de cacería, y que cacería, porque a veces competíamos con otros padres) pero en la mayoría de casos, ninguna silla era desocupada en los siguientes minutos y al final llegaba a nuestra mesa la comida y teníamos que tratar de cenar con nuestro bebé sentado en nuestras piernas.

Pero no siempre era así, en algunas ocasiones si encontrábamos sillas para bebés, la mayoría de veces, apiladas en un rincón en espera de que un buen samaritano hiciera uso de ellas. Digo buen samaritano porque de nuevo empezaba la odisea, ya que no sabíamos cual escoger, porque… o estaban dañadas o se encontraban supremamente sucias y se presentaban los siguientes interrogantes: ¿será que siento a mi bebé en una silla dañada? A expensas de que se lastime (con lo inquietos que pueden llegar a ser) o… ¿será que siento a mi bebé en una silla sucia? Corriendo el riesgo de que coja una infección. Al final escogíamos la silla para bebés que estaba menos sucia “entre comillas” en la cual nos gastábamos la mitad de un paquete de pañitos húmedos tratando por supuesto de limpiarla y dejarla casi como nueva.

¿Cuantas veces has ingresado a un restaurante y no encuentras en donde sentar a tu bebé?

Por fortuna les tenemos una solución definitiva a esta situación… Conoce nuestra  TRONA Amarte Siempre  y lleva a donde quieras tu silla de tela portátil para bebés, Visitando nuestro catálogo.

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